Me gustaría inaugurar mi Blog con un tema que está acechando el futuro de la infancia, la sobreetimulación infantil.
Cuando hablo de sobreestimular me refiero a exponer a bebés, niñxs y adolescentes a estímulos de manera excesiva o precoz, a adelantarles etapas y procesos madurativos y a no dejarles evolucionar a su ritmo natural. Hablo de bebés rodeadxs de decenas de juguetes con luces y ruidos estridentes, de bebés animadxs a ponerse de pie para que caminen lo antes posible y de bebés continuamente alentadxs para quitar de una vez el pañal. Hablo de niñxs con falta de sueño, de niñxs con exceso de tareas y actividades extraescolares, y de niñxs hipersexualizadxs motivadxs a ser lxs más guapxs y mejores deportistas. Hablo de la velocidad de las pantallas, de las nuevas tecnologías y de todos esos artilugios antinaturales que están por venir. Hablo de nuestra obsesión por crear «superniñxs».
Debemos tener en cuenta que un/a peque que goza de un entorno físico y emocional seguro, que tiene contacto con la naturaleza, que se le permite libertad de movimiento y exploración, y que sus necesidades básicas son asistidas, de por sí realizará las conexiones neuronales suficientes que favorezcan su inteligencia y su desarrollo integral. Entonces…
¿Por qué estimulamos tanto?
- Porque somos una sociedad adultocentrista. Todo lo que se interponga en nuestra comodidad y la de otras personas adultas se verá tachado como molesto y se evitará a toda costa. Para ayudarnos en esto, la industria ya se ha encargado de fabricar juguetes llenos de estímulos, sillas de alimentación con tablets y aplicaciones de móvil que podemos utilizar para hipnotizar a nuestras crías y seguir con nuestras vidas.
- Porque vivimos en la era de la competitividad y del miedo. Desde la gestación recibimos mensajes de nuestro entorno más profesional (matronas, pediatras, psicólogxs, educadorxs…) que nos invitan a participar en una carrera de fondo, «cuanto más y más rápido mejor». Poner la epidural para prevenir el dolor, terminar con la lactancia para no malcriar, ponerles de pie para fortalecer, darles un móvil para que aprendan a navegar o llevarles a clases de refuerzo para no flojear, son algunos de los consejos más comunes que recibimos y ponemos en práctica sin cuestionar.
- Porque somos víctimas de la publicidad. La televisión, las revistas y las RRSS nos bombardean con ropa, juegos, juguetes, disfraces, actividades, libros, películas, series, aplicaciones tecnológicas, y otros inventos supuestamente indispensables si queremos conseguir hijxs con éxito. Y como todo el mundo lo compra…¡pues yo también!
Peligros de la sobreestimulación
Aunque a priori sobreestimular la infancia no parezca ser tan contraproducente, debemos tomar consciencia y saber que:
- No aprenden a aburrirse y no desarrollan la paciencia. Esto supone niñxs exigentes que lo quieren todo al momento, se impacientan, y se ponen nervixs y enojadxs cuando no lo consiguen.
- Anulan la creatividad e imaginación. Para aprender a crear el cerebro necesita actividad, pero cuando se está expuestx a pantallas su cerebro está dormido y pasivo.
- Reducen la capacidad de atención. Hoy en día lxs educadorxs tienen que hacer malabares para captar la atención de sus alumnxs. No estoy defendiendo la educación tradicional, pero debemos comprender que introducir tecnología (la supuesta innovación pedagógica) en el aula a edades tempranas solo aumenta la sobreestimulación y reduce cada vez más la capacidad de concentración, creando un círculo vicioso sin salida.
- Crea adicción y cada vez necesitan más. Cuando un/a adolescente lleva años recibiendo fuertes dosis de estímulos está ya pasadx de vueltas y nada sacia su necesidad de diversión, se vuelve apáticx, inquietx y desilusionadx. ¿Qué probará entonces para vivir nuevas sensaciones excitantes? ¡Bingo! La respuesta la dejo en tus manos…
Sí, existe una alternativa o solución
Felizmente, no todo está perdido y hay personas conscientes luchando contra este fantasma cada vez más extendido de la sobreestimulación. Si te gustaría colaborar no dudes en:
Educar en el asombro. Como escribe Catherine L´Ecuyer «el niño lleva un motor interno que le conduce a descubrir solo: el asombro«. El/la niñx aprende de manera innata, es curiosx, observador/a, descubridor/a, explorador/a, y más adelante razonador/a y críticx por naturaleza. Si le damos su tiempo y espacio podremos disfrutar de todos sus logros personales.
- Seguir su ritmo. Seguir el ritmo infantil requiere de confianza, respeto y paciencia por nuestra parte. Podemos acompañarlx en el desarrollo motor, en la alimentación, en el control de esfínteres, en el orden, en el aprendizaje de la escritura y lectura, en la adquisición de las matemáticas y en todos los aspectos de la vida. No apresurarle ni presionarle le ayudará a disfrutar de cada descubrimiento y a mejorar su autoconfianza.
- Favorecer el contacto con la naturaleza. Pasar tiempo en la naturaleza mejora la relajación, la paciencia, la autonomía, la seguridad, la empatía, el desarrollo de habilidades motrices, la capacidad de resolución, el refinamiento de los sentidos y el sistema inmunológico.
- Facilitar juguetes – materiales simples y manipulativos. Las luces, los sonidos y el plástico generan caos y pérdida de la voluntad. Para favorecer el orden y la concentración se deben crear espacios neutros y serenos, con juguetes o materiales simples y naturales. Los materiales Montessori son un buen ejemplo, ya que captan la atención de los pequeños y les permiten concentrarse y conectarse consigo mismxs de una manera brutal.
En definitiva, la sobreestimulación infantil no es una exageración, es un verdadero peligro para el futuro de la sociedad. Es realmente triste ver que tantxs niñxs son hoy en día irresponsablemente diagnosticadxs y etiquetadxs con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y en consecuencia medicadxs o, mejor dicho, dopadxs. La infancia de antes y la de ahora no ha cambiado, lo que han cambiado son los estímulos que reciben. La responsabilidad es nuestra. Recuerda…¡MENOS ES MÁS!
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Por dar voz a la infancia. Por un mundo mejor ☮ ✌
Muy bien escrito. Me gusta mucho y estoy totalmente de acuerdo. ¡Fuera tablets y juguetes de plástico y a descubrir el mundo experimentando con materiales naturales y, sobre todo, las propias manos!
Un saludo
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